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La almeja asiática es la especie invasora más difícil de combatir en el regadío
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La Fundación Centa acaba de trasladar a la Asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía, Feragua, los primeros resultados de laboratorio del proyecto InvaRega, financiado con fondos públicos de la Unión Europea y la Junta de Andalucía, que está evaluando la eficacia y eficiencia de nuevos tratamientos contra las especies invasoras en el regadío andaluz.
En general, los tres métodos químicos que han sido puestos a prueba (cloración; peróxido de hidrógeno y ácido peracético; y bisulfito sódico) se muestran muy eficaces y rápidos contra el mejillón cebra y los briozoos, pero no son tan efectivos y sobre todo necesitan bastante más tiempo para reducir a la almeja asiática, que se revela así como la especie invasora más difícil de combatir.
Así, tanto la cloración como la mezcla de peróxido de hidrógeno y ácido peracético, como el bisulfito sódico logran una mortandad del 100% de los individuos de mejillón cebra y briozoos (del género Plumatella), con enorme rapidez en el caso de los briozoos (dos horas) y tiempos también bastante cortos en el caso del mejillón cebra (entre 73 y 144 horas). Sin embargo, la eficacia disminuye con la almeja asiática, que resiste además durante mucho más tiempo, necesitándose un mayor tiempo de exposición.
Poniendo en la balanza la mortandad y la duración, es el peróxido el método más eficaz, logrando a una concentración de 40mg/l una mortandad del 90% en nueve días, mientras que la cloración necesita tres semanas para elevar su eficacia al 86% y el bisulfito sódico solo llega al 29% en quince días.
La investigación se ha desarrollado en el laboratorio de la planta experimental de Carrión de los Céspedes (Sevilla) de la Fundación Centa, en una sala climatizada para evitar variaciones de temperatura en los acuarios. En este laboratorio, se instalaron varios acuarios de distintas capacidades (10, 20 y 30 litros), diseñados especialmente para acoger experimentos relacionados con las especies animales acuáticas invasoras presentes en las cuencas andaluzas: mejillón cebra, almeja asiática y briozoos.
Sobre ellas se han puesto a prueba, por primera vez en forma comparada en un experimento de laboratorio y en esas condiciones, tres métodos químicos sobre los que cabía esperar buenos resultados a partir de la biografía existente.
Tratamientos físicos
Paralelamente a estos experimentos químicos en laboratorio, en su primera fase, el proyecto InvaRega ha acogido pruebas en campo de diferentes tratamientos físicos (ultrasonidos, desecación y tratamiento antifouling) cuyos resultados están en estos momentos analizándose y procesándose.
Asimismo, se acaba de iniciar la experimentación en campo de un tratamiento químico basado en ácido sulfuroso que no ha sido puesto a prueba en laboratorio por InvaRega, pues ya demostró su eficacia a este nivel en un proyecto de investigación anterior.
Las pruebas que se han empezado a hacer ahora a escala real, concretamente en la Comunidad de Regantes del Valle Inferior, han despertado por tanto una gran expectación en el regadío, no solo por los buenos resultados que este tratamiento tuvo en laboratorio, sino también por su bajo coste económico y su absoluta inocuidad sobre cultivos, suelo y medio ambiente.
Costes al regadío
Según las estimaciones de Feragua, la amenaza potencial que representan estas especies para el regadío andaluz asciende a 72 millones de euros, repartidos entre sobrecostes energéticos (30 millones), de mano de obra (38 millones), y tratamientos (3,6 millones). La lucha contra las especies invasoras ya está representando en muchas comunidades unos costes de 40/70 euros por hectárea, suponiendo una de las partidas de costes más relevantes.
A ello hay que sumar el daño ambiental, pues si las especies invasoras siguen colonizando infraestructuras de riego, se necesitarán 12 millones de metros cúbicos adicionales anuales de agua para limpieza de filtros (se trata del volumen de agua que consume una población como la de Huelva capital) y un consumo adicional energético de 200 Gw h/año (equivalente al consumo de una población como Jaén capital).
Asimismo, las especies invasoras suponen una amenaza real contra la modernización del regadío, pues se ceba precisamente sobre las comunidades que se han pasado al riego por goteo. Se trata por tanto de una inversión de más de 5.000 millones realizada en Andalucía y que puede verse no solo afectada sino también frenada (muchas comunidades serán disuadidas ante la posibilidad de soportar no solo los sobrecostes energéticos vinculados a la modernización, sino que también los relacionados con el mantenimiento de instalaciones necesario para luchar contra las especies invasoras)
Presencia de las especies invasoras en Andalucía
Las tres especies invasoras que más daño están haciendo al regadío andaluz y sobre las que se focaliza este proyecto son el mejillón cebra, la almeja asiática, y los briozoos. El primero es una especie originaria de los mares Negro y Caspio, que se detectó por primera vez en Andalucía en 2009, en el embalse de los Bermejales (Granada), estando ya presente en las cuencas del Guadalquivir, Mediterránea y Guadalete-Barbate.
Recientemente el mejillón cebra se ha detectado en el embalse del Guadalcacín II, en la cuenca del Guadalete, en Cádiz, y ha colonizado también un embalse ubicado en la parte alta del Guadalquivir, como es La Fernandina, en Jaén.
El mejillón cebra, como la almeja asiática, figura en la lista de las 20 especies invasoras más dañinas presentes en España. Esta última es nativa del Sur y Este de Asia y también presenta una alta tasa de fecundidad. Fue encontrada por primera en España en 1989, en Pontevedra, en aguas del Miño. En Andalucía se detectó por primera vez en 1998. Actualmente se encuentra diseminada en las cuencas del Guadalquivir, Tinto- Odiel-Piedras, así como en la demarcación del Guadiana.
Finalmente, los briozoos, son organismos coloniales y sésiles, cuyos individuos miden menos de 0,5 mm de longitud. Abundan en lugares oscuros, donde el agua fluye continuamente y les aporta un suministro ilimitado de alimento en partículas.
Casi cualquier material sólido, biológicamente inactivo, puede ser un soporte adecuado para el desarrollo de una colonia. El mayor problema para su eliminación es que generan unas estructuras de resistencia a las que no afectan las condiciones más adversas y a partir de las cuales producen un nuevo individuo, origen de una nueva colonia. Se detectaron en el Guadalquivir en 2006.